martes, 14 de diciembre de 2010

El desconcierto

Estamos viviendo una época singular, o al menos así nos lo parece, por los cambios que se producen, cada vez más acelerados y cada vez más globales.

Las nuevas tecnologías, la innovación colaborativa, la emergencia asiática, el fanatismo integrista, los flujos migratorios, la gran recesión, la crisis subprime, la web 2.0, google, ipad... conceptos de desigual trascendencia se meten en el mismo saco cuando se analiza el contexto y nos situamos ante la encrucijada de la toma de decisiones como organizaciones, empresas o personas.

Y sin embargo...

Las personas seguimos buscando las mismas cosas en la vida desde hace unos 5000 años. La cuchara sigue siendo un instrumento útil y la rueda el mejor modelos de soporte para el movimiento. Creo que estamos en un momento en el que hay que tomar aire y volver a situar las prioriades y sobre todo los criterios esenciales: Verdad, unidad, belleza y bondad en la base Aristotélica, añadiendo la libertad y la justicia ,quizás nos ayudaran a situarnos mejor ante el desconcierto.

Espero que no se interprete la reflexión como un freno a la innovación o a la creatividad. Muy al contrario. Ambas competencias han sido y siguen siendo fundamentales para el ser humano y debemos potenciarlas, saliéndose del todo vale, o mas bien el nada vale actual, para resituarlas al servicio de lo esencial.

Quizás así acabemos menos desconcertados y un poco más cerca de la felicidad.